1.3-Avances técnicos

La evolución técnica de los procesos fotográficos, como se ha visto, fue el factor decisivo en su desarrollo y expansión. El daguerrotipo tenía la desventaja de que requería un gran tiempo de exposición. Dos fueron los grandes hitos tecnológicos en la historia del fotorreportaje: la placa seca de gelatinobromuro, en el siglo XIX, y la película flexible de 35 mm, en el siglo XX.

 

Hasta la revolución que supondría la placa seca, la complejidad de la emulsión húmeda hacia del trabajo del reportero una labor compleja, no exenta de problemas y en la que en muchos casos se perdían un buen número de fotografías: se necesitaba una habitación oscura, cubetas, cajas donde llevar las placas de vidrio, que dada su fragilidad se rompían o rayaban fácilmente. De los 700 cristales que portó Roger Fenton para fotografiar la guerra de Crimen, solamente sobrevivieron 350. Los carromatos-laboratorios fueron célebres en esa época: los soldados denominaban “el furgón del ¿qué es esto?” o buggy al Mathew Brady.

 

La placa de vidrio seca, recubierta con una solución de agua y gelatina sensibilizada con nitrato de plata, podía prepararse y era necesario llevarse inmediatamente al laboratorio para su positivado. A partir de 1880 comenzaron a fabricarse este tipo de placas de manera industrial, y es la base de las emulsiones que se siguen fabricando en la actualidad, con lo que la labor del fotógrafo se agilizó y popularizó aún más, ya que dejaron de ser necesarios conocimientos químicos y prácticos para la manipulación de placas y películas fotográficas. La placa seca, el obturador de plano focal y la impresión semitono fueron los grandes elementos técnicos que dieron lugar al nacimiento de la fotografía que podía ser impresa directamente.

 

Un nuevo avance técnico en torno a las películas fue el de la película flexible de 35 mm, que hasta entonces se había utilizado y utilizado para uso cinematográfico. Este nuevo formato de película para la fotografía, a diferencia de los procesos anteriores, se estandarizó a partir de una cámara determinada: la Leica. La película flexible de 35 mm, más pequeña que las placas utilizadas hasta entonces, producía en sus orígenes imágenes con un cierto grano y mucha dureza tonal, dando lugar a imágenes que podrían considerarse con de “realismo arenoso”, cuyo efecto era de gran veracidad. Otra ventaja de la película de pequeño formato fue que permitió la producción de lentes con una mayor profundidad de campo.

 

Por otra parte, la evolución ergonómica de cámaras y accesorios también fue facilitando la labor de reportero, sobre todo a partir de 1890 con la aparición de las cámaras de fuelle, fáciles de transportar y capaces de realizar fotografías a gran velocidad de obturación. La cámara Anschütz, llegaba a tomar fotografías en una milésima de segundo y su diseño tendría una gran influencia en las cámaras para fotógrafos de prensa. Otra de las cámaras de gran éxito entre los fotógrafos de prensa fue la Speed Graphic, fabricada a partir de 1912 y cuyo modelo Preanniversay, a la venta desde 1928, fue rápidamente utilizado entre los reporteros por su ligereza, tamaño y visor.

 

Tim Gidal señala que, a pesar de la rápida evolución técnica de la fotografía, no estuvo a la altura cualitativa de las imágenes, y considera que “el retraso” en la evolución del fotorreportaje como género se debió a que, salvo algunas excepciones, la mayor parte de estos pioneros estaban más interesados en cuestiones técnicas y en buscar métodos para la permanencia de la imagen, agilidad en los tiempos de exposición, etc., que en la fotografía misma y su propia estética. Con ala excepción de Brady y sus asistentes, ninguno de los precursores del fotorreportaje era fotógrafo profesional, en su mayoría eran abogados, médicos, ingenieros científicos.

 

Pero, sin duda, la gran revolución llegó con la Leica. Un ingeniero y aficionado al alpinismo, Oskar Barnack, diseñó una cámara pequeña que le permitiera usarla en condiciones extremas. El primer prototipo fue de 1913, pero las investigaciones se detuvieron por la Primera Guerra Mundial. Hasta 1924 no se fabricaría en serie, con película de 35 mm. Los sucesivos modelos, la Leica I, la Leica II y la Leica III, tendrían un gran éxito entre los reporteros. La Leica, de tamaño pequeño, ligera y discreta, dio al usuario una mayor independencia y, añadido a la película flexible de 35mm, permitía tomar varias secuencias en muy poco tiempo. De rápido manejo, con una sólida estructura de metal y una amplia gama de sensibilidad en alas películas, entre otras ventajas, otorgó gran libertad y empuje al género del reportaje. Su uso fue fundamental en la obra de autores como Cartier-Bresson, Robert Capa o André Kertész.

 

La Leica abriría las puertas a un nuevo formato de película y otras cámaras la incorporaron. Estos primeros modelos de cámara para películas de 35mm no eran réflex, cuya fabricación y uso se generalizó a partir de 1949, cuando surgieron la Contax S y la italiana Rectaflex.

 

Fotógrafos y editores se repartieron entre los que defendían la libertad y novedad de la fotografía en pequeño formato que permitía mayor libertad, aunque la definición de la película no daba entonces los mejores resultados, y aquellos que defendían los formatos tradicionales, de mayor nitidez y calidad de imagen.

 

Estos sistemas también modificaron los hábitos en los tiempos de trabajo, ya que la mayoría de reporteros, sobre todo en trabajos como enviados especiales, en frentes de guerra o grandes acontecimientos, enviaban directamente la película a los laboratorios de las publicaciones. Un último avance que ayudó en las labores del reportero de noticias fue la utilización de los polvos de carbón, sulfuro y clorato potásico, antecedentes del flash, que se encendían al tiempo que el objetivo de la cámara impresionaba la placa para tomar imágenes de interiores y en exposiciones extremas en pobres condiciones de alumbrado. A partir de 1859 se utilizaron los polvos de magnesio, que producía menos humo, pero tenía otros inconvenientes. De hecho, el editor William Randolph Hearst prohibió el uso de magnesio después de que un reportero perdiese un brazo en un accidente causado por una explosión. No fue hasta 1929 cuando se fabricó la primera bombilla de magnesio y, diez años más tarde, H.Edgerton diseñó un flash electrónico portátil, que sincronizaba la apertura del obturador con el destello del flash. Más adelante, su tamaño y cualidades se han ido perfeccionando, incorporándolo incluso a la propia cámara tal y como lo conocemos hoy día.

 

 

A mediados del siglo XIX comienzan a generalizarse los métodos de ilustración con fotografía. Primero se utilizaron los procedimientos mecánicos de impresión, que serán sustituidos poco a poco por los procesos fotomecánicos.

 

          Litografía

 

En torno a 1830, la mayoría de publicaciones utilizaba la litografía para ilustrar, y el éxito que alcanzó la sucesiva incorporación de imágenes en periódicos y revistas tiene su reflejo en el número de publicaciones que se fundaron a partir de entonces: Le Charivari, Le Journal des Connaissances utiles, Penny Magazine, Chamber´s Edinburgh Journal, Le Magzine pittoresque, Le Musée des Famillas, y las revistas ilustradas como: The Illustrated London News, L´Illustration, Illustrierte Zeitung, La Ilustración, Frank Leslie´s illustrated Newspaper, Le Monde Illustré, Harper´s Weekly y Vsemirnaya illyustratziya.

 

La litografía era utilizada por las nuevas publicaciones, pero la mayoría de revistas solían recurrir al grabado en madera para sus ilustraciones.

 

Hasta entonces, la fotografía era mera inspiradora de grabadores. El primer ejemplo “fiel” basado en una fotografía es la serie de cuatro dibujos sobre la construcción de la estación de ferrocarril de Hamburgo, basados en los daguerrotipos de Carl Ferdinand Stelzner y que se publicaron en Illustrierte Zeitung en septiembre de 1845. Esta utilización estuvo motivada por la intención de mostrar al público de una manera objetiva la expansión industrial y de los sistemas de transporte.

 

Fue esa objetividad, ingenua calidad inherente a la fotografía, lo que quizá ralentizó su uso para ilustrar noticias y acontecimientos políticos. El primero fue el grabado realizado a partir del daguerrotipo de las barricadas en la calle Saint-Maur de París de 1848, del fotógrafo aficionado Thibault.

 

Tanto en la versión grabada de Stelzner, como en la de Thibault, se simplificaron las escenas. Aunque, hasta entonces, la utilización de ilustraciones como parte de la información estaba destinada a reforzar el interés de la noticia y solían estar llenas de detalles, con la llegada de la fotografía los editores sacrificaron la identificación con la mayor objetividad por el hecho de que la ilustración estuviera copiada de una fotografía.

 

Sobre la búsqueda de autenticidad y veracidad en las fotografías frente a los grabados inspirados en ellas existen testimonios escritos de Roger Fenton en una carta enviada a William Agnew desde Balaklava, en Crimen, sobre las pésimas ilustraciones que realizaba el enviado del Illustrated London News.

 

Efectivamente el trabajo de Fenton, publicado mendiante el sistema de grabado en madera el Illustrated London Newsn, impactó al mundo. Comenzó a generalizarse en uso de la fotografía, sacada de grabados para grandes noticias y acontecimientos, como las fotografías de James Robesrtson de la inauguración de la Exposición Universal en el Cristal Palace de Londres, la construcción de la mayor nave del mundo, por entonces, la Great Easten, por Robert Howlett, o a la vista de la primera delegación japonesa en Europa, entre otros por Nadar. El interés e importancia que en los medios fueron generando estas informaciones tuvo su reflejo en la compraventa de este tipo de grabados entre distintas publicaciones europeas. Así, la imagen de la delegación japonesa en París, realizada por Nadar e impresa en Le Monde illustri el 26 e abril de 1862, sería publicada en el Über Land und Meer, de Stuttgart, el 18 de mayo de ese mismo año.

 

Otros procesos a partir de 1850, como la zincografía, que en vez de transferir la imagen sobre madera lo hacía sobre una plancha de cinc, dio un impulso a la creación de nuevas revistas de actualidad, se renovaron títulos ya consolidados en Francia y, a partir de 1889, el proceso tuvo su total implantación desde los suplementos ilustrados de las principales gacetas.

 

 

          La trama

 

Todos esos procesos de reducción de la imagen no bastaban para la divulgación del reportaje en la prensa ilustrada y la evolución de los sistemas fotomecánicos resultó básica para la inclusión de la fotografía en los medios de información. Será a finales del siglo XX cuando se esboza un sistema de reproducción de los semitonos que permitiría plenamente restituir los matices del original fotográfico. Se impuso el sistema de tramado patentado por Georg Meisenbach en 1882, compatible con la impresión tipográfica.

 

Las primeras reproducciones de la fotografía con el autotipo de Meinsenbach aparecieron en el Illustrierte Zeitung (1884), realizadas por Ottomar Anschütz, e ilustraban la noticia de maniobras militares en Hamsburgo. El siguiente acontecimiento impreso por este método fue la serie de ocho fotografías sobre el Festival Griego en Pérgamo.

 

Fue merced al autotipo como apareció lo que se considera como el primer reportaje de una entrevista periodística. Se trata de la secuencia captada por Paul Nadar, hijo del famoso Félix Nadar. El entrevistado era el centenario científico Eugène Chevreul y el entrevistador el propio Nadar. El interés del documento radica en que se trataba de una secuencia fotográfica que se publicaba acompañada de las distintas fases del diálogo correspondientes a las de la conversación. Apareció reproducida en Le Journal illustré el 5 de septiembre de 1886 con 12 fotografías a las que se acompañó de extractos de algunas de las frases de Chelvreut. Esta serie publicada está considerada como el primer acto de reportaje.

 

Fue la primera vez que palabra e imagen estaban íntimamente ligadas. No fue sino hasta  veinte años después cuando este tipo de fórmula fue utilizada por los medios periodísticos siendo, además, muy aceptada por la naturalidad, mayor acercamiento y veracidad hacia el entrevistado.

 

El procedimiento tramado ya era utilizado comúnmente en la prensa ilustrada a partir de 1902 y su uso revolucionó el diseño de las publicaciones.

 

          El huecograbado

 

Distinto del procedimiento de Meisenbach, compatible éste con la tipografía, es decir, en relieve, la prensa ilustrada recurrió posteriormente al huecograbado, proceso en hueco, como su nombre indica. El procedimiento ideado por Kart Klic, incompatible con la impresión tipográfica del texto, implantó en la revista y los suplementos dominicales de los diarios las llamadas “páginas de hueco” dedicadas a la reproducción de fotografías selectas, que solían tener un tono azul o sepia. Los comentarios o pies de foto, previamente compuestos en tipografía, eran fotografiados para incluirse en esas páginas ilustradas.

 

El primer periódico en utilizar este sistema fue el Freiburger Zeitung, en 1910, al que seguiría el Frankfurter Zeitung, al año siguiente. La fórmula ya estaba implantanda cuando estalló la Primera Guerra Mundial y constituyó un importante instrumento de reproducción para el reportaje de guerra.

 

          El offset

 

El tercer procedimiento es planigráfico, es decir, que no es ni hueco ni en relieve, y se puede comparar con la litografía. De hecho, lo descubrió por azar, en 1904, un impresor litógrafo, Ira Washington Rubel, en Nutley. Unos años más tardes en, en 1912, el alemán Caspar Hermann perfeccionó el procedimiento con una prensa de caucho que llamó “Universal”. Tras la Primera Guerra Mundial, el offset se practicó sobre todo en EEUU y Alemania, aunque, a partir de 1921, la firma francesa Voirin et Marinoni lo fue introduciendo paulatinamente y su uso empezó a generalizarse, tras la Segunda Guerra Mundial, en la década de los 70.

 

Aplicado a grandes máquinas rotativas, el offset es ahora el sistema más universal que permite grandes tiradas y se ha ido adaptando a todos los últimos adelantos, incluyendo la fotografía digital y con un excelente resultado para la reproducción de las imágenes en color.

 

          La telefotografía

 

Un sistema, hoy olvidado, facilitó enormemente la transmisión a distancia de fotografías de reportaje. Fue la telefotografía, cuyo uso se extendió en la prensa en el primer cuarto del siglo XX. Consiste en la transmisión de las imágenes por telégrafo y difiere del principio de la televisión. La telefotografía consiste exclusivamente en la transmisión a distancia de las imágenes ya existentes.

 

Athur Korn, profesor de la universidad de Munich, inició sus trabajos en 1902, buscando enviar telegráficamente los distintos elementos de una fotografía como otras tantas señales luminosas de distintas intensidades. Cuanto más divididos fueran esos elementos, más fieles serían al modelo. Pero la multiplicación del número de elementos que habían de transmitirse entrañaba una operación de larga duración. Por ejemplo, la transmisión de un retrato de formato 13 x 18cm, dividido en 10.000 elementos, requería una duración de 50.000 segundos, es decir, 14 horas ininterrumpidamente. Además de necesitar una drástica reducción de tiempo, convenía asegurar la sincronización entre el puesto de emisión y el de recepción y disponer de un instrumento capaz de medir el tenor de cada elemento de la imagen transmitida. Korn optó por el selenio que, inmerso en la oscuridad, ofrece una resistencia menor a la corriente eléctrica que cuando está expuesto a la luz. Una célula de selenio que recibe la corriente constante de una batería demuestra que, a mayor poder lumínico, mayor intensidad.

 

Para proceder a la transmisión, la fotografía que había de emitirse, en película negativa, se enrollaba en un cilindro de cristal. La luz de la lámpara de Nernst se concentraba en un elemento de la imagen y el haz lumínico, a través de la imagen peculiar y del cilindro de cristal, era interceptado por una célula de selenio colocada debajo del cilindro. La célula de selenio dirigía la corriente constante de una batería cuya intensidad aumentaba en función del grado de transparencia del elemento fotográfico. La rotación del cilindro aseguraba que todos los elementos del negativo fotográfico recibieran sucesivamente la luz. No podía escaparse ningún elemento de la imagen y las intensidades de la corriente enviada al receptor se correspondían con los valore más menos transparentes u opacos del original.

 

El puesto de recepción consistía en un cilindro idéntico al del emisor, también girando sobre su eje. El cilindro receptor estaba provista de una película virgen y la rotación uniforme de ambos cilindros estaba asegurada por un sistema corrector de los errores de sincronismo.

 

La mayor dificultad a la que se enfrentó Korn consistió en regular la luz que barría cada elemento de la película receptora, según la corriente telegráfica.

 

Recurrió a unos tubos al vacío que se iluminan al ser atravesados por corrientes alternas de alta frecuencia, conocidos como corrientes de Tesla. La superficie externa del cubo iba cubierta de papel negro encerado para asegurar su opacidad, en el cual se practicaba una diminuta ventana por la que los rayos luminosos pasaban a impresionar un elemento de la película. Mediante un galvanómetro intercalado en el circuito de corrientes de Tesla se regulaba la intensidad de la corriente transmitida por la línea de transparencia de la película original.

 

Los primeros resultados convincentes se obtuvieron durante la primavera de 1904 en la línea telefónica Munich-Núremberg-Múnich con un tiempo de 40 minutos. Pero Korn no quedó satisfecho de los resultados, porque el galvanómetro no respondía a la corriente con la suficiente prontitud y el selenio no acusaba al instante las variaciones de resistencia de las radiaciones en las zonas más oscuras. Tan sólo recordaba su resistencia tras un largo descanso en la oscuridad. En 1905, tras numerosos titubeos y correcciones, Korn logró imágenes satisfactorias en 24 minutos y tan sólo con fotografías escasamente contrastadas. En 1906, merced a la adición de una segunda célula en el receptor, consiguió compensar los errores primarios, mejorando notablemente en tiempo y nitidez.

 

El inventor pensaba destinar sus resultados a la policía criminal y a los servicios antropométricos. Pero fue la prensa, y especialmente la francesa, la que manifestó el mayor interés por su invención. En noviembre de 1906, sendos artículos publicados en Le Temps y en L´Illustration lo descubrieron al público y, el 23 de noviembre, el profesor Korn, en un documento firmado en Munich, concedió a L´Illustration “el monopolio de la explotación de su descubrimiento y de sus aparatos para Francia con el derecho de instalara aparatos transmisores en todos los demás países”. Korn se reservaba los derechos para su utilización en Alemania.

 

La noticia resultó sensacional y la construcción de los aparatos fue encargada al ingeniero francés Jules Carpentier, que había seguido de cerca la evolución de las investigaciones.

 

Korn fue invitado a París para presentar su invención. La demostración se celebró el 21 de febrero de 1907 por la noche en los talleres de L´Illustration ante un público selecto y figuraban, como telón de fondo, los operarios de los turnos nocturnos con sus trajes de faena. La fotografía que sirvió de muestra era un retrato del presidente Fallières sobre el circuito París-Lyon-París, es decir 1.024 kilómetros.

 

– El belinograma

 

Sin embargo, el método de Korn no dio los resultados esperados por la inercia del selenio en la transmisión de los contrastes, cuestión capital sobre todo para la fotografía de reportaje.

 

El joven Édouard Belin, formado en la Escuela imperial de Artes Gráficas deViena, decidió resolver los problemas de la telefotografía con medios mecánicos.

 

El principio de su primer dispositivo se basaba en la utilización de los relieves que presenta, una vez revelada, una copia fotográfica realizada con goma bicromatada, tan utilizado por la fotografía pictorialista. Es decir, que se recurría a los principios estudiados por Louis-Alphonse Poitevin para los procesos fotomecánicos. La emulsión de gelatina bicromatada, una vez revelada, ofrece un espesor variable según la intensidad de exposición a la luz, es decir, que se elimina totalmente en las zonas oscuras y reviste mayor espesor en las más iluminadas.

 

Se procedía del modo siguiente: se positivaza la fotografía que había de transmitirse con el procedimiento al carbón y esta copia se colocaba en un cilindro de cobre que giraba de manera circular. Exploraba su superficie un puntero colocado en una palanca cuya otra extremidad se remataba con una arandela que actuaba a modo de cursor sobre un diminuto reóstato que regulaba la corriente eléctrica, según la importancia de los movimientos. El reóstato constaba de veinte laminillas de plata separadas entre sí por una hoja de papel barnizado. Mediante un montaje minucioso de gran precisión, se logró reunir todas esas piezas en un espacio que no excedía los 3,5mm. Cada laminilla estaba conectada mediante un cable aislado a una bobina que ofrecía a la corriente una resistencia calculada para disminuir convenientemente su intensidad. Con el montaje en serie de las veinte bobinas, la intensidad de la corriente resultaba mayor o menos según las posiciones extremas del cursor de la lectura y, según la intensidad de los tonos, variaba a los largo de todas las bobinas del circuito. Al girar el cilindro transmisor, los distintos espesores de la gelatina levantaban proporcionalmente el puntero lector y las oscilaciones acusaban un movimiento de vaivén cuya amplitud resultaba proporcional al espesor del relieve original.

 

Para el receptor, Belin recurrió al oscilógrafo de Blondel, de invención reciente, como galvanómetro. Sus movimientos podían alcanzar hasta 50.000 desviaciones por segundo. La corriente, modificada en función de los relieves de la imagen, accionaba el espejo diminuto del galvanómetro que oscilaba ante el orificio de una cámara oscura. Dentro de la cámara giraba un cilindro cubierto de papel sensibilizado al gelatinobromuro. Los rayos luminosos emitidos por el espejo penetraban por el orificio de la cámara, pero a través de una pantalla que servía de filtro para traducir los semitonos, de tal manera que los rayos de luz reconstituían en una escala de tonos los relieves de la imagen.

 

El joven Belin tenía establecido su laboratorio de investigación en la sede se la Sociedad Francesa de Fotografía, en la rue de Cliché. Patrocinada por la revista de divulgación Je Sais tout, se celebró una conferencia del inventor, el 22 de enero de 1908, en el teatro Femina. Acudieron tanto representantes del cuerpo diplomático como científicos.

 

En el transcurso de la conferencia, se transmitió el retrato fotográfico de la reina de Holanda sobre el circuito París-Burdeos-Lyon-París, es decir, 1.700 kilómetros. La transmisión duró 20 minutos y el resultado se proyectó en una pantalla.

 

Resultó ser todo un éxito y, en 1911, mediante apoyos financieros se fundó una sociedad anónima para perfeccionar los aparatos.

 

En abril de 1914 se transmitió desde Lyon la primera fotografía de reportaje que publicó Le Journal.

 

En 1921, una conferencia radiotelegráfica intercalada se celebró en Nueva York con la asistencia de Édouart Belin. La Armada Norteamérica puso a su disposición las instalaciones de la base de Bar Harbor y, tras cinco semanas de pruebas, se consiguió una transmisión entre Francia y Estados Unidos.

 

La utilización del belinograma se extendió mundialmente y se mantuvo operativa hasta la década de los 80, facilitando enormemente la transmisión de los reportajes fotográficos a las agencias de prensa y las redacciones de periódicos.

 


Una respuesta to “1.3-Avances técnicos”

  1. caca
    demasiado l aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaargo

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