2.5-La Comuna

Jules Andrieu, La comuna Vendôme, derribada. De la serie Desástres de la guerre,1871. Albúmina, Bibliothèque Thiers, París  

 

Como sucesos de la Comuna de París de 1871 se conocen los convulsos acontecimientos ocurridos bajo el gobierno popular instaurado en la capital francesa durante la primavera de 1871, que duraría dos meses y llegaría a producir grandes desastres en la ciudad. Varias fuerzas revolucionarias vinieron a confluir en un intento por crear un gobierno elegido por la propia población, algo que ya disfrutaban la mayor parte de las ciudades francesas, pero no así la capital.

No exenta de controvertidas versiones históricas, desde el punto de vista fotográfico la Comuna contó con el testimonio de algunos de los mejores fotógrafos parisinos de la época, como Eugène Appert, Charles Marville, Bruno Braquehabis, Disdèri, Franck, Alphonse Lièbert o Pierre Petit.

Las fotografías realizadas en este corto periodo constituyen hoy un ejemplo de estudio iconográfico. Estas imágenes poseen, como afirma Chloé Rosell, una triple lectura: como obra de arte, como documento oficial y, por último, como propaganda. Todavía ejecutadas por el procedimiento al colodión húmedo, el número de imágenes que ha llegado hasta nuestros días queda limitado en razón de su fragilidad.

Se podrían clasificar en tres tipos: escenas callejeras, retratos y ruinas.

Los fotógrafos se interesaron por inmortalizar los primeros efectos de la insurrección: los cañones en Montmartre, las barricadas y sobre todo la impactante visión de la columna de la plaza Vendôme derribada y fragmentada en el suelo. Los revolucionarios posan es en estas escenas como si fueran héroes del día.

Existe un gran número de los retratos de los principales protagonistas por el lado versallés, con los eclesiásticos y los opositores a la Revolución, encarcelados.

Las ruinas constituyen lo más fascinantes del conjunto de fotografías sobre la Comuna. Constituyen todo un símbolo ideológico: para los comuneros, representan la destrucción del capitalismo y del mundo burgués, y, para los versalleses, representan la mentalidad nihilista de los insurrectos. Además de ser un documento incuestionable, las fotografías de edificios en ruina se apropian de la estética de esta tradicional temática pictórica. Las imágenes del Ayuntamiento de París y de otros edificios emblemáticos en ruinas están además cargadas de las reminiscencias que ofrecían las fotografías tomadas durante las expediciones a lugares arqueológicos.

Entre los fotógrafos que realizaron un magnífico trabajo sobre este aspecto de la Comuna se encuentran Charles Marville y Alphonse J.Liébert.

Charles Marville, formado en la pintura y el grabado, es hoy reconocido por sus trabajos sobre paisajes urbanos. Desde 1858, cuando fue nombrado fotógrafo oficial de la ciudad de París, comenzó a retratar los jardines, plazas y el mobiliario urbano, y, desde 1865, fotografió los antiguos barrios de la ciudad antes de ser completamente demolidos siguiendo el plan Haussmann. De los disturbios de la Comuna, se encargó de fotografiar la destrucción del Ayuntamiento de París.

Liébert, fotógrafo parisino activo desde 1848 hasta su muerte, mantuvo un estrecho contacto con Azevedo, fotgógrafo brasileño y corresponsal suyo en aquel país. Las fotografías que realizó sobre la Comuna de París fueron publicadas en álbumes bajo el título de Les ruines de Paris et ses environs.

Por último, los retratos realizados a los prisioneros sirvieron para establecer amplios dossiers inculpatorios: a partir de la Comuna, la fotografía adquiría un papel administrativo y judicial, así como se convertiría en un instrumento de identificación y represión. Por otra parte, el retrato de los revolucionarios relanzaría la industria fotográfica del retrato.

Como acontecimiento político cargado de fuertes elementos represores, la fotografía no escapó a la censura. En diciembre de 1871 se publica un decreto en el que se prohíbe exhibir, transportar y poner a la venta imágenes y los emblemas que pudieran perturbar la paz pública, sobre todo los retratos de individuos participantes en las últimas fases de insurrección.

Los fotógrafos no escaparon a esta represión. La aparición del Moniteur photgraphique, el periódico oficial de la profesión, y el cierre de ciertos establecimientos fotográficos marcaron la actividad de los profesionales. Algunos fotógrafos de estudio se lanzaron a la calle para fotografiar, bien por interés o por convicción, dando lugar a un improvisado trabajo de reportero.

El trabajo de Bruno Braquehais, por ejemplo, podría ser leído bajo una doble intención: por una parte, como documentos casi oficiales de los acontecimientos; por otra, como imágenes que ofrecen una gran escenografía humanista del pueblo insurrecto.

Por el contrario, Eugéne Appert, fotógrafo especializado en retrato y conocido por sus convicciones anticomunales, recibió el encargo de las autoridades para fotografías a las víctimas de la denominada Semana Sangrienta y fue autorizado a retratar a los comuneros encarcelados. A partir de estos retratos, realizaría numerosos fotomontajes con fines propagandísticos, el más célebre Les Crimes de la Commune,que sirvieron de justificación a la represión de los revolucionarios.

Otro ejemplo de fotografía propagandística fue la obra Le Sabbat Rouge,de Jules Raudnitz, que presentaba una serie de 12 vistas estereocópicas. En ellas aparecían momentos cruciales del conflicto donde los revolucionarios se mostraban con gestos grotescos y violentos. Para potenciar ese aspecto negativo, Raudnitz añadió títulos a las imágenes como “Los infiernos de la Bastilla”. Todas estas imágenes estaban encaminadas a mostrar a los comuneros como unos bandidos y delincuentes.

Por primera vez, la fotografía de un acontecimiento político alcanzó un triple sentido: no sólo era utilizada como documento incuestionable, sino que también se puso al servicio de la propaganda y del arte.

 

 

 

 


Una respuesta to “2.5-La Comuna”

  1. Estupendo post.
    Es complicadísimo encontrar fotos de Liébert de la Comuna…. ¿sabes donde puedo buscar?

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